Mis abuelas

Levantarse temprano para caminar por el campo, escribir, meditar, o viajar, no me cuesta nada. Pero hacerlo para continuar con la limpieza de mi  cocina, por ejemplo,  me resulta difícil. Voy sintiendo la respiración que se acelera con el solo pensamiento del detergente. Esa actividad con tan poco glamour es una ruina en mi sistema nervioso, así es que ,cuando me pasa, cuando ocurre que no quiero despertarme para hacer eso, me remonto a mis orígenes «aristocráticos» y eso me da fuerzas para empezar. Pienso, entonces, en una de mis abuelas que, como trabajo añadido, era lavandera para un hotel. Cargaba con enormes cestos de sábanas blancas que llevaba al lavadero, para trabajárselas con sus manos,  y  que después entregaba inmaculadamente blancas y planchadas, en un tiempo record. Los dueños del hotel miraban las sábanas al trasluz, y solo después, pagaban. Mi otra abuela, se encontró siendo viuda con treinta y cuatro años y tres hijos pequeños. Así es que, aunque era pequeñita, salió peleona y los sacó adelante con muchos sudores… La sola imagen de mis abuelas me da fuerzas para no protestar por nada en la vida. Entonces… con ellas dos en el pensamiento, hago mi zumo natural con el exprimidor eléctrico,  me preparo una tetera, abro las ventanas para que entre la brisa de la mañana… y me dispongo a ese «gran trabajo» . Miro hacia arriba y digo: » Sé que esto no es nada, abuelas, no os riáis de mí, pero, de todos modos, va por vosotras». Me pongo los guantes de goma y comienzo…muy consciente de que en estos tiempos, soy una privilegiada. Es mi casa.

Lavanderas. Eugenio Hermoso

Lavanderas. Eugenio Hermoso

2 pensamientos en “Mis abuelas

  1. Estuve hace poco en el Museo de Bellas Artes de Badajoz y hay un cuadro muy parecido a éste, por supuesto, de Eugenio Hermoso. Las caras son muy expresivas y tienen una luminosidad especial.

Deja un comentario