He ido con mi familia a ver esta famosa comedia francesa. Tanta propaganda le hicieron en el club de lectura que decidí ir y comprobar por mí misma si era verdad que se pasaba un rato tan estupendo y que dos horas se te esfumaban de un plumazo. Pues sí, es cierto, resultó una gran película para ver con la familia, en la que todos nos reímos, y también nos emocionamos. Dar a un drama semejante una visión divertida no es fácil, pero esa fue la petición que por lo visto, hizo el protagonista de la historia real, la de que si se hacía una película sobre su vida, sería divertida.Nos queda el convencimiento de la veracidad de la historia, puesto que el verdadero personaje supervisó el guión en todo momento. A mí, fuera de las críticas que la tachan de racista, me queda el sabor de boca de las risas, y la visión positiva del futuro, que siempre está abierto y siempre es incierto y cuando crees que ya no hay más que una pared de fondo sobre la que chocarte, aparece de pronto una puerta. Me gusta esa visión del mundo.