El acoso escolar o bullying

Ayer cerré el ordenador con un toque de nostalgia. Mientras participaba en un curso Montessori, no tuve más remedio que recordar mi infancia escolar y aquella enorme falta de respeto que la caracterizaba, por más que me quieran edulcorar el pasado.

En mi época, el acoso escolar empezaba en la escuela. Eran los y las docentes quienes nos enseñaban claramente quién era el tonto y la tonta de la clase, y por supuesto, cómo había que tratarles: con insultos, con desprecio, con castigo, con indiferencia, con una absoluta falta de respeto. Nosotros aprendíamos de sus actitudes, practicando la memoria de sus acciones también en estos asuntos. Aprendimos pronto que el rídiculo era una buena herramienta de tortura. A mucha gente le caló hondo el aprendizaje…tanto, que aún no se han podido desprender de él, ni como agresores ni como víctimas.

Sin ser ningún ángel, aquellos chicos contra la pared de los que todo el mundo se reía a mí me producían un desasosiego enorme, aparte de mucho miedo y vergüenza. El miedo a ser yo una de esas personas me estremecía.El pánico a la equivocación nos atenazaba a los niños y a las niñas más tímidas. Por supuesto, pronto pasé a los pequeños castigos y al insulto ante el error, porque de eso no escapaba casi nadie, pero nunca ocupé el puesto que tenían los dos tontos de la clase. Aún los recuerdo, con sus nombres y sus apellidos. A uno de ellos lo conocí de adulto. Tenía una discapacidad, aunque entonces eso no existía como tal. Cuando el término llegó a nuestras modernas escuelas ya era demasiado tarde para él. Varios poemas infantiles he escrito pensando en ellos, en él Es más, quizás por eso mismo soy maestra.

5 pensamientos en “El acoso escolar o bullying

  1. Cuánta razón…
    Menos mal que luego llegasteis una generación de maestros que teneis unos conocimientos que entonces no existían , dislexia, déficit de atencion, etc.
    Ojalá todos los maestros y maestras tuvieran esa sensibilidad que tú tienes
    P.claver

  2. Buen dia Pilar, como siempre tus escritos que nos remiten a épocas felices ( para otros no tan felices), estos dias pasados por alguna razón estuve acordandome de ti. Espero que tu y tu familia esten bien. Un saludo y un abrazo.

    • Hola, Memo: ¡Cuánto tiempo! Pues sí … yo no fui feliz en la escuela y eso me hizo ser maestra. No paro de estudiar sobre pedagogía y cada vez me acerco más al poder del amor como pedagogía suprema aunque suene a fantasía. Prometo el amor a los niños y niñas y luego podrás enseñar. Parece tan simple… pero en un mundo regido por la violencia… el amor es una forma de revolución. Eso sí, el amor con justicia. Un abrazo a ti y ti familia.

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